Page 42 - De este mundo... y del otro
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Yo me quedé muy sorprendido, quería saber más, pero el tiempo parecía
            que volaba, ni modo, se acabó el horario de clases y tuve que esperar al
            siguiente día. A la otra mañana, cuando llegó la hora del recreo, busqué a
            Chayito, hasta le di de mi itacate, otra vez estábamos platicando, cuando
            salió el tema de los ruiditos que escuchaba por el sendero, ella me platicó
            que también los oía rumbo a su casa, que su vereda también tenía muchos
            árboles y hierba, y que…, ¡chinnnn! Que nos llaman para el salón, ya no
            pudo terminar de decirme.


            Me quedé muy interesado, y de regreso a casa, traté de llevar los ojos bien
            abiertos, no quería que se me escapara ningún detalle, y de pronto…, no
            supe para donde voltear…, ruidos por ambos lados, cuando quise enfocar
            para  un lado, me distraje  por el  otro, se me escaparon, por más  que
            arranqué a correr entre las hierbas, por donde se oyó el ruido, nada; ni
            modo…, ya será mañana cuando vuelva a pasar por el sendero.


            Esa noche en mi casa, no podía dormir, seguía intrigado, como que la
            Chayito sabía más, y ahora sí, si se nos acaba el tiempo, yo creo que me voy
            a ir caminando con ella un ratito, para que me termine de platicar, aunque
            agarre el camino largo pa´ la casa, y entre mis pensamientos estaba, que
            ni cuenta me di cuando me quedé dormido, y para colmo, recuerdo que
            soñé que era yo el que pasaba a gran velocidad sobre la hierba, rumbo a la
            escuela, fue algo muy raro, pero no hice mucho caso.


            Cuando salió el sol, estaba más que listo para irme a la escuela, hoy no se
            me escapa nada, iba decidido a detectar cualquier detalle; lo que se me
            hacía raro es que, nunca había visto caminar a ningún niño por mi vereda,
            aunque algunos sí vivían por mi casa, ¿Cómo le hacían?, porque cuando yo
            llegaba no estaban todos, muchos todavía tardaban en arribar, lo curioso
            era que, aunque no los veía cuando volteaba para atrás en el sendero,
            acabando de llegar, salían del bosque, sin mostrar cansancio o sudor por
            venir corriendo, ¡qué extraño!


            Pero bueno, ya en la escuela, me puse a trabajar rápidamente en todo
            lo que indicó el  maestro, con  la  intención de terminar la plática  con
            Chayito, hasta me saqué las mejores calificaciones; hice muchas preguntas


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