Page 45 - De este mundo... y del otro
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De  repente, que  me  suelta  un golpazo en  la  espalda  y me  dice:  —no
            manches, vas  a ser de los  especiales, y  con  el golpe  hasta me aventó
            hacia enfrente, nos reímos mucho y caminamos muy contentos mientras
            comentábamos todo lo que podía suceder, cuando de pronto, me da otro
            golpe en la espalda y me dice: —no manches, es la primera vez que invitan
            a alguien que no sea de 5º y 6º; eso sí no lo sabía, y mi orgullo fue mayor,
            pero desafortunadamente, nuestro tiempo  había terminado, habíamos
            llegado al punto donde tenía que desviarme para tomar el otro sendero que
            llevaba a mi casa, nos despedimos muy contentos y quedamos de continuar
            la plática al siguiente día.


            Llegando a casa, la alegría se me asomaba por todas partes, luego luego mi
            mamá me dijo: —¿Qué te pasó Manuelito?, ¿qué travesura has de haber
            cometido?, y yo muy ufano, —para nada, mamita, te traigo excelentes
            noticias, y viendo mi emoción, me dijo mi mamá: —vete a traerme más
            leña, háblale a tu papá, lávate las manos que ya vamos a comer, y cuando
            estemos en la mesa, ya nos platicarás a los dos; como que mi mamita se
            imaginaba mi alegría, pero tenía razón, en familia íbamos a saborear más
            mi conquista.

            Ya en la mesa, mis papás me escucharon atentamente, vieron la emoción
            en mi rostro y me dijeron que estaban muy orgullosos de mí, que contara
            con el permiso, que ni siquiera era necesario preguntar si yo quería, ya
            lo había dicho mi alegría, pero que tenía que ponerle muchas ganas, que
            debía ser el mejor. También les comenté que dos o más días iba a regresar
            más tarde de la escuela, porque tenía que quedarme con “los especiales”.


            Y así, antes de integrarme a ese grupo, el maestro Helio me platicó lo que
            se hacía, que hablaban mucho de nuestros antepasados, que leían un libro
            llamado Huehuetlatolli que en náhuatl significa “los dichos de los antiguos”,
            que habla sobre las normas  de conducta, la moral, las costumbres y
            creencias del pueblo náhuatl, que haríamos lecturas y después reflexiones,
            que  continuaríamos hablando sobre  herbolaria  y que  dependiendo  de
            cómo me viera, podría llegar hasta el último nivel. Y yo, ¿último nivel?, si
            todo esto era interesante, que sería ese último nivel.




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