Page 48 - De este mundo... y del otro
P. 48
los ojos y empezáramos a concentrar nuestra energía, que pensáramos
en nuestro animal preferido; el ambiente era propicio, nuestra energía
estaba al 100, sentí la mano de mi maestro en mi hombro derecho, la de
mi compañero mayor en el hombro izquierdo; en ese momento percibí
una mayor cantidad de energía llegar a mi cuerpo, como si fuera luminoso,
de pronto, empecé a ver como mi piel y mi forma cambiaba, seguía
pensando como yo, continuaba sintiendo, pero mi cuerpo era otro y en
cada momento, me transformaba más, volví a cerrar mis ojos.
No me espanté, sentía la energía de mi maestro y mis compañeros, pero
quería dejar que sucediera, cuando quise hablar, escuché un ligero rugido
salir de mi boca, abrí los ojos y empecé a verme con detenimiento, mi cuerpo
era completamente negro, brilloso, majestuoso, sorprendentemente me
había convertido en una pantera, estaba extasiado, no lo podía creer, pero
no tenía miedo, disfrutaba eso que me pasaba, eso que sentía, entonces,
me atreví a caminar, a dar una vuelta alrededor del centro del salón, se
sentía súper, caminaba sin hacer ruido, podía ver más nítido, escuchaba los
sonidos con gran calidad, veía a mis compañeros que estaban felices por
mí, había respeto entre nosotros, camaradería, un gran lazo de amistad,
seguía dando la vuelta y de vez en vez, emitía un suave susurro de rugido.
Después de verme disfrutar, el maestro me dijo: —regresa, ésta es tu
primera vez, tienes que descansar, y yo entre mí decía, ¿descansar?, ¿de
qué? Si me siento fenomenal. Sin embargo, obedecí, me paré en medio
del maestro y de mi compañero, ellos me pasaron la mano sobre la piel,
como acaricias a un gato y después las pusieron en mis hombros, como al
principio, entonces, poco a poco fui sintiendo como la energía empezaba
a bajar y lentamente mi forma regresaba, no había miedo, no había dolor,
había mucha paz y satisfacción.
Una vez que terminé la transformación, todos mis compañeros y el maestro
empezaron a aplaudir, escuché muchos aplausos y vivas, yo también
me uní a la algarabía, después de un gran momento, nos pidió que nos
sentáramos y que le explicara todo lo que había sentido, me dijo que era
muy especial, pues muchos no lo lograban a la primera, que me habían
puesto las manos en los hombros para enseñarme a canalizar la energía,
46