Page 51 - De este mundo... y del otro
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sorpresa!..., los muñecos que estaban en el rincón, se estaban moviendo
solos… No podía creer lo que estaba pasando, no tuvo miedo, siguió en
silencio viendo y escuchando el juego hasta quedarse dormido.
Al día siguiente, Pablito se levantó muy temprano, tendió su cama, se
puso su uniforme y antes de salir de su cuarto dijo: —si quieres, puedes
tomar los juguetes, te los presto, y se fue a desayunar. El niño se quedó
sorprendido, preguntándose cómo era posible que le hubiera hablado, si
no se habían presentado, cómo supo que estaba allí, se puso muy nervioso,
quería responder, deseó agradecer, pero tuvo miedo.
Al regresar de la escuela, Pablito, emocionado, se fue directamente a
su cuarto, pero todo estaba en orden, se quedó un poco desconcertado
viendo hacia todos lados, la caja de juguetes estaba bien, el rincón estaba
recogido, debajo de la cama no había nada, entonces, se entristeció, su cara
mostraba decepción, pues esperaba encontrar otra situación, se dio vuelta
y con desgano empezó a caminar para salir de su habitación, cuando de
repente escuchó una vocecita que le dijo: —no voltees, e inmediatamente
oyó una pregunta: —¿Te enojaste de que hoy si junté todos los juguetes?
A Pablito se le enchinaron todos los vellos del cuerpo, la piel se le puso de
gallina, primero sintió miedo, pero después alegría, puesto que no le habían
rechazado su invitación, sino al contrario, además de tomar los juguetes,
los había ordenado, así que se armó de valor y le dijo: —¿Puedo voltear?,
a lo que el niño le contestó: —¿Te parece que hablemos un poquito así? Es
que soy muy tímido.
Esa palabra fue la que rompió el hielo entre ambos, Pablito le dijo que no
se preocupara, que a él también le costaba hacer amigos, por esa razón el
otro niño le dijo que podía voltear, Pablito, empezó a moverse lentamente
y lo que vio…, lo conmovió, puesto que se encontró con…, un niño de su
misma edad, de la misma estatura, y con una sonrisa muy tímida, como
deseando ser aceptado.
Por su parte, el niño vio que Pablito presentaba una cara sumamente
amistosa, con una bonita sonrisa que le hizo sentir cosquillitas por todo su
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