Page 54 - De este mundo... y del otro
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veces no le conté, pero las cosas se pusieron peor, empezamos a escuchar
            ruidos, como que alguien tiraba cosas en la cocina, se escuchaban pasos.


            Pero finalmente, lo que me hizo platicarle las cosas, fue la noche en que,
            nuevamente me encontraba calentando leche, entonces, sentí perfectamente
            como alguien se acercaba tanto a mí, hasta pegar su cuerpo al mío, se me
            heló el cuerpo, aventé la leche y salí corriendo como loca, mi marido al
            escuchar mis gritos, se levantó rápidamente a mi auxilio, nos encontramos
            antes de que yo llegara a la recámara, lo abrecé muy fuerte, llorando le dije
            que nos fuéramos de esa casa, que alguien me estaba espantando, él me
            apapachaba y me decía que me calmara, que todo tenía una explicación,
            así que le dije, que desde esa noche en adelante, él tendría que levantarse
            a calentar la leche del bebé.

            Entonces, él tuvo que regresar a la cocina para atender al bebé, además de
            que le pedí que se quedara despierto hasta que me durmiera, al siguiente
            día le platiqué con lujo de detalle todo lo que me había pasado, que ya era
            demasiado para que no me creyera, que por eso en las tardes lo esperaba
            afuera de la casa hasta que llegara, me dijo que estaba bien, que me creía,
            aunque su rostro me decía otra cosa, pero le dije, mientras nos vamos de
            esta casa, quiero que llegues temprano para que estés con nosotros en las
            tardes y en las noches te hagas cargo del bebé.


            Así empezaron a pasar sus noches, le sucedieron cosas, pero él no me decía
            nada, hasta que una madrugada llegó corriendo a la recámara, sin leche,
            estaba todo espantado y su boca sólo pudo pronunciar: —¡pinche vieja, si
            espantan! Entonces me incorporé y le dije: —¡Ya ves!, a ver dime, ¿qué te
            pasó? y pues, con el susto que llevaba, no se dio cuenta que me despepitó
            todo lo que le había estado ocurriendo, ya que él también empezó sintiendo
            que alguien lo veía, le sucedió en varias ocasiones hasta que advirtió como
            una presencia se acercó a él, al punto de poner su cuerpo junto al suyo, fue
            cuando salió corriendo hacia la recámara.


            Y pues, ni modo, esa noche fuimos los dos a la cocina por la leche del bebé,
            y regresamos a darle su mamila, pero algo que ya había quedado claro
            era que, ambos sabíamos lo que sucedía en esa casa, así que, al empezar a


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