Page 55 - De este mundo... y del otro
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hacer un análisis, nos dimos cuenta que, el único lugar en donde sentíamos
            cosas, era en la cocina, que curiosamente colindaba con la casa de don
            Chinto.

            Esa reflexión hizo que mi esposo me confesara un secreto, me reveló que
            una noche que no podía dormir, antes de que lo espantaran en la cocina,
            había salido al patio a fumar, que cuando ya se iba a meter, volteó a la casa
            del señor, y allí estaba, con su jorongo y su sombrero, a pesar de que no se
            le podía ver el rostro, sentía que don Chinto lo veía fijamente; sintió como
            se le erizaba todo el cuerpo y entró rápidamente a casa.


            La situación se volvió cada vez más insoportable, ya que a cualquier hora
            del día sentíamos cosas, es más, una ocasión en que me visitaron una amiga
            y su esposo, quienes habían llegado muy contentos, bastante platicadores
            y de repente, la situación cambió, ambos se pusieron demasiado serios y
            mientras fui a servirles más refresco, escuché como cuchichearon, y lo que
            pasó después, lo agradecí con el corazón.


            Al regresar con los vasos, los vi serios, e inmediatamente mi amiga me
            dijo: —oye, por la amistad que te tenemos, por la confianza que nos une,
            te  vamos  a  comentar  algo,  esperamos  que  no  te  ofendas.  Y  prosiguió:
            —Fíjate que, desde que entramos a tu casa, sentimos cosas raras, ahorita
            que te fuiste a la cocina por el refresco, vimos cómo una sombra negra se
            asomaba a vernos y estamos seguros que tus niños están dormidos, que
            eres la única que estaba en la cocina.


            Agradecí mucho el comentario, y les platiqué que tenía mucho tiempo que
            estaba preocupada, les dije todo lo que nos había pasado, que desde que
            don Chinto había fallecido, lo habíamos visto afuera de su casa, volteando
            a vernos; mi amiga comentó que ese señor siempre fue buena persona, que
            lo más seguro era que él nos quería decir algo, pero que suponía que, lo que
            pasaba dentro de la casa era otra cosa, tal vez de eso quería advertirnos,
            por eso me dijo que, en una comunidad cercana, como a 45 minutos, había
            una señora que hacía trabajos, que curaba espantos, que era muy buena,
            que no lo tomara a mal, pero que me aconsejaba que la visitara.




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