Page 43 - De este mundo... y del otro
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e intervenciones, y ya quería que se llegara el recreo. Cuando llegó el
momento tan esperado, tomé mi itacate y me enfilé hacia el patio, iba
muy ansioso, con ganas de continuar mi plática, y…, justo cuando iba a
cruzar el umbral de la puerta, escuché la voz del maestro Helio que dijo:
—Manuelito, ¿podrías venir?, ¡chinnnn!, nuevamente se me está cebando
mi plática.
Caminé pensativo hacia su mesa, no sabía lo que quería el profe, y al
llegar a él le dije: —dígame profe, esperando que no se tardara. Entonces,
el maestro jaló una banca junto a su silla, y me dijo: —siéntate. En ese
momento pensé, ya valió otra vez, ya no voy a poder platicar con Chayito,
sin embargo, las pláticas con el profe eran muy buenas, así que me senté y
le dije: —dígame profe, ¿qué se le ofrece?
El maestro Helio, me dio unas palmaditas en la espalda y me dijo que
había visto que estaba avanzando mucho en las clases, que advertía
que me gustaban mucho las historias que platicaba sobre nuestros
antepasados, los cantos en náhuatl y que había notado que en el camino
a mi casa, iba observando las plantitas, como queriendo identificar
algunas de las hierbas curativas de las que comentamos en la escuela, ya
que cuando platicamos de ellas, el profe nos enseña muchas imágenes
de cada una.
Yo me sorprendí, nunca pensé que el maestro me estuviera viendo, y
además, que se diera cuenta que cantaba, en verdad que estaba asombrado;
me felicitó por destacarme de mis compañeros y me dijo que quería hablar
con mis papás para pedir un permiso, pero que primero quería que yo
decidiera si me gustaría aprender un poco más sobre esos temas, que lo
pensara con calma por la tarde, que lo comentara en mi casa, aunque
él iría a platicar después con ellos, y que al siguiente día hablaríamos; ¡el
asombro no cabía en mi cara!, además, me quedé pensando como “lelo”,
¡me está invitando a ser de los especiales!
Como pude, le dije que sí, que esos temas me agradaban mucho, entonces,
estiró su mano y estrechó la mía, como si estuviéramos cerrando un pacto,
el saludo fue muy fuerte, nuestras manos parecían tener mucha energía;
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