Page 30 - El desarrollo de habilidades socioemocionales desde la práctica docente en preescolar
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Ser un docente emocionalmente inteligente
Las sentadillas de disciplina
La docente se encontraba ruborizada, y hasta acalorada sin saber
exactamente qué hacer, la emoción interna no la comprendía, una mezcla
entre agobio y desorientación al no saber qué hacer, así que abría los ojos
y titubeando pidió a los niños Evelyn y Manuel que estaban frente a ella
hicieran 10 sentadillas para que esa energía que tenían de más la pudieran
liberar; los niños se voltearon a ver y rieron de aquel reto extraño que
la profesora pedía, y en un dos por tres preguntaron qué más hacer. La
docente apenada y con un estado anímico por los suelos al darse cuenta
de la poca eficacia en su actuar les pidió sentarse y esperar a los demás.
La docente buscó la opinión de otra docente, quien amablemente le dijo
que había otras maneras de actuar, que no necesariamente con esfuerzo
físico mantendría a los alumnos atentos o tranquilos, que todos los niños
cuentan con una sinergia de movimiento y dinamismo, tratar de contenerla
era poco apropiado pues no se llegaba a ningún lado. La docente inició a
trabajar en sus emociones, a comprender porqué se ruborizaba cuando los
niños no le hacían caso, y que éstos lo percibían indirectamente y causaban
alteración, pues la clase lejos de enseñar algo novedoso se volvía una
odisea en busca de algo que nunca se iba a encontrar, un orden absurdo
que debería dejar de normalizarse en las aulas. Cuando logró relajarse
y analizar, se dio cuenta que las emociones se trasmiten, se enseñan, se
sienten y buscan empatizar con la de sus alumnos, eso es la clave; quienes
ansiaban más actividades pues estaban dispuestos y gustosos de aprender y
no de hacer sentadillas. Cuando los seres humanos somos capaces de sentir
y de expresar las emociones adquirimos una fortaleza.
Previamente, en diferentes latitudes del mundo, la educación emocional
empezó a surgir como un paradigma necesario en la vida escolar, pues tanto
profesores como alumnos reconocían el impacto positivo que generaba en
el aula, además, que permitían afrontar situaciones ante problemáticas
cotidianas con mayor eficacia y así, ir generando autoconciencia y
autocontrol que derivaban en cambios positivos también en su entorno
inmediato. Se ha entendido que los docentes por medio de la gestión de sus
emociones pueden motivar el aprendizaje en los alumnos.
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