Page 41 - El desarrollo de habilidades socioemocionales desde la práctica docente en preescolar
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La docente sabía que era un reto, pues se trataba de esfuerzo y compromiso,
pero estaba convencida de que podía hacerlo, algo en su interior se lo
pedía. Esa tarde dispuso su tiempo en acondicionar el aula para recibirla
al día siguiente. Al inicio era demandante pues una ceguera total implica
todo un proceso de adaptación al medio, el reconocimiento de los demás y
sobre todo el lazo de confianza que hizo una gran diferencia.
El proceso de Nemi fue largo, al inicio lloraba, se levantaba, quería tocar
todo, lo que implicaba cuidar que no se dañara, no siempre permitió que
la tocaran, y sus avances en el aula fueron graduales. Sus compañeros
fueron una red de apoyo indispensable, junto a la docente hicieron de ese
extraño lugar obscuro, un aula en donde aprender se volvió divertido.
A veces se piensa que lo abstracto es irrelevante y es todo lo contrario,
¿letras?, ¿números?, ¿figuras? ¿Quién era Nemi? ¿Qué le gustaba? Esas
respuestas sólo ella las tenía en su mente, Nemi disfrutaba la música,
cantar, ritmos para acompañar la clase de la maestra y sobre todo comer
por largo tiempo en el recreo; ella se tomó el tiempo de formar en su
mente los espacios del aula y los rincones del jardín de niños en los
recorridos matutinos junto a la docente, de dibujar las palmas donde
tomaba el aire antes de ir a los columpios que sostenía con fuerza para
lograr impulsarse, ella le dio luz y carisma al aula y sobre todo dejó en
la docente una enseñanza de vida; a veces pensamos que los alumnos
sólo de una forma pueden demostrar su avance y dar indicadores de
aprendizaje, y no es así, desde cambios leves en conducta, decisiones
autónomas que toman para realizar una acción, nos dejan entrever que
los límites humanos son mentales porque no existen para quienes no los
conocen. “¿Qué quieres Nemi?”, y ella contestó, “¿quieres dos tostadas?”
Sonrió la docente junto con Halleli, la fiel sombra de Nemi, quienes se
dieron cuenta que ella estaba aprendiendo.
Un docente incluyente trata con respeto y evita cualquier tipo de
discriminación que pueda segregar a los alumnos, diversifica estrategias
para cada alumno, evita la desigualdad, reconoce a los grupos vulnerables,
reflexiona y restructura su actuar para promover el aprendizaje, estrecha
un lazo social y de confianza. El docente se da cuenta que cada alumno
avanza a su propio ritmo y va dando muestras de ello, para sorprenderse
de lo extraordinario de la individualidad de cada alumno.
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