Page 80 - El magisterio y la vida en verso y prosa
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Los juegos infantiles sin baterías ni computadoras
A) ¡Cañavera!
B) ¡Entro en ella!
A) ¡Entre cuántas!
B) ¡Hasta ver el tanto!
Juego infantil del siglo pasado entre los niños de Yucatán.
Mi perspectiva infantil, de los años 40 a 50 del siglo pasado, era
verdaderamente satisfactoria. Mi generación fue de auténticos niños;
infantes, menores de edad, de chiquitos.
Teníamos la confianza de un entorno inmediato poco agresivo; el tráfico
era infinitamente menor, por lo que teníamos la libertad de jugar en la
calle, sin bajamos de las banquetas, o en los amplios patios de nuestras
casas
Los juegos en los que interveníamos, muchos de ellos heredados desde la
época de la Colonia, decía mi papá, tenían una estructura y unas reglas
perfectamente sincronizadas. Sus expresiones orales eran casi siempre
cadenciosas, rimadas o de tono sentencioso, a las que siempre respondíamos
con respeto y cabalidad. No recuerdo que ningún adulto nos las enseñara.
Era una comunicación con un código netamente infantil. Los más grandes
se las enseñaban a los más chicos éstos seguían las instrucciones del juego
sin chistar.
Así, podíamos instalarnos al borde de una alta banqueta o de un pretil,
sentados en hilera con los pies colgando, a jugar La Gallina Papujada, por
ejemplo, cuya rima decía:
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